jueves, 16 de junio de 2011

Los cuerpos de las víctimas y los restos del vuelo Río-París llegan a Francia

El "Île de Sein", un navío de más de 140 metros de eslora encargado de la última operación de búsqueda, atracó a primera hora de la mañana en un alejado muelle del puerto de esa localidad del País Vasco francés, protegido por la gendarmería y apartado de los focos de la prensa.

El navío, que finalizó su misión de rastreo en el Atlántico el pasado día 3 e hizo escala en las españolas Islas Canarias en su periplo hacia Francia, transportó hasta Bayona tres contenedores con los restos del Airbus A330 de Air France que se estrelló en el mar y causó la muerte de sus 228 ocupantes.

Además, la embarcación repatrió a suelo francés los restos de las 104 personas cuyos cadáveres pudieron ser recuperados en la última fase de rastreo.

Los cadáveres se transportarán ahora al Instituto Médico Legal de París, donde se les practicarán pruebas para identificarlos.

Las piezas de la aeronave, por su parte, irán a un hangar del que dispone la Dirección General de la Aviación en Toulouse, en el sur de Francia, donde los expertos continuarán sus pesquisas sobre las causas del siniestro.

En vísperas de la llegada a puerto del "Ile de Sein", el secretario de Estado francés de Transportes, Thierry Mariani, había recibido ayer a miembros del comité de información de las familias de las víctimas del vuelo AF447 Río-París, para hacer balance junto a responsables del organismo responsable de las pesquisas, el BEA.

En la última campaña de búsqueda en el Atlántico, que ha costado seis millones de euros, se decidió reflotar los cuerpos de los ocupantes del avión que se encontraban.

Se había comprobado que eran identificables a partir de pruebas de ADN, pese a haber pasado casi dos años sumergidos en las profundidades marinas a cerca de 4.000 metros.

Está previsto que este mes el BEA publique un segundo informe preliminar con explicaciones sobre los motivos del accidente, que todavía no ha sido esclarecido.

En el primer informe difundo por ese organismo se detectó un fallo en las sondas Pitot de medición de velocidad como origen del suceso, fabricadas por la empresa francesa Thales, pero no pudo establecerse que fueran las causantes del siniestro.

Además, y gracias a la recuperación de los datos de las cajas negras, el pasado mes de mayo pudo saberse que un problema técnico privó a los pilotos del vuelo de datos válidos para evitar que el aparato se estrellara.

Según los datos registrados, dos minutos y medio antes del siniestro el comandante dijo que no disponía de "ninguna indicación válida".

Una divergencia en los lectores de velocidad provocó que el piloto automático se desconectara y obligó a los pilotos a tomar decisiones sin tener a su disposición datos correctos del vuelo.

La secuencia de los hechos, desvelada por el BEA, indica que los motores funcionaron bien y que el avión se estrelló en el mar tras tres minutos y medio de caída libre.

Al desactivarse el piloto automático el copiloto -a los mandos del avión mientras el comandante tomaba su descanso reglamentario- decidió elevar la parte delantera del avión, que tomó una trayectoria ascendente hasta alcanzar la altura máxima.

El comandante llegó a la cabina menos de un minuto después del inicio del incidente, pero poco pudo hacer porque a partir de ese momento todas las velocidades registradas no eran válidas, agregó el BEA, que precisó que las explicaciones otorgadas por los investigadores no son las conclusiones definitivas del accidente.

Tras conocer los datos, la aerolínea Air France publicó un comunicado en el que disculpó a los pilotos y apuntó a "una avería en las sondas de velocidad" como las causantes del accidente.

La compañía está procesada judicialmente en Francia por homicidio involuntario, al igual que Airbus, que también señaló a las sondas de velocidad como causantes del drama.

Fuente: ABC.es (España)

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